¡Quien me diera escaparme de la vida
En una medianoche, de manera de agazapar mi sombra dolorida, para que nadie la advirtiera!
¡Quien me diera señor en esta huida poner mi alma a flotar sobre la esfera hasta que por el sol desvanecida, como un jirón de nube se perdiera!
¡Quien me diera que nadie me llorara por haberme sido inútiles y vanos los vienes que en el mundo prodigara!
¡Señor, señor…!
¡Quien me garantizara, que mi alma al quedarse entre tus manos, de que vivió la vida se olvidara…!
noviembre 06, 2008
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